Hace unos días hemos finalizado el tercer trimestre de los cursos Maushaus, tanto en Donosti como en Bilbao. Han sido tres meses intensos, llenos de actividades y cantidad de materiales, como papeles, cartulinas, pintura y cartones que han dado lugar a hermosos dibujos y maquetas... Pero, también ha habido lugar para esas salidas al exterior del taller, que tanto nos gustan, y que nos sirven para fijarnos en aspectos de la naturaleza tanto urbana y como natural que nos rodea.
Los martes de este trimestre, con los arkitxikis del primer curso, hemos dejado los edificios que habitamos, nuestras calles, aceras, plazas y límites urbanos. Realizamos un pequeño libro de historias de nuestra ciudad, para después casi sin quererlo convertirnos en curiosos urbanistas. Jugamos a ser fotógrafos en busca de un abcdario urbano y nos convertimos en animales subterráneos que escavaban la otra ciudad enterrada bajo nuestros pies, que nos sustenta y alimenta como lo hacen las raíces a los árboles. Al final de este curso, en un intento de conocer nuestros límites naturales y retornar a los tiempos en los que nuestra ciudad no existía, jugamos a los puzles con las montañas, los ríos y el mar. Finalmente en este camino de retorno a la naturaleza, qué mejor manera de despedirse del curso que buscar un refugio en ella...
Los martes de este trimestre, con los arkitxikis del primer curso, hemos dejado los edificios que habitamos, nuestras calles, aceras, plazas y límites urbanos. Realizamos un pequeño libro de historias de nuestra ciudad, para después casi sin quererlo convertirnos en curiosos urbanistas. Jugamos a ser fotógrafos en busca de un abcdario urbano y nos convertimos en animales subterráneos que escavaban la otra ciudad enterrada bajo nuestros pies, que nos sustenta y alimenta como lo hacen las raíces a los árboles. Al final de este curso, en un intento de conocer nuestros límites naturales y retornar a los tiempos en los que nuestra ciudad no existía, jugamos a los puzles con las montañas, los ríos y el mar. Finalmente en este camino de retorno a la naturaleza, qué mejor manera de despedirse del curso que buscar un refugio en ella...
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Pero no hemos dejado de lado la observación de nuestra verde naturaleza. A través de las hojas de los árboles, hemos aprendido mucho sobre su crecimiento, formas y frutos. Hemos aprendido a identificar, o quizás mejor, a tener el gusanillo de querer saber más y cómo se llaman estos otros habitantes que pueblan amablemente nuestras ciudades!
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¡¡Qué paséis un maravilloso verano arkitxikis!!