> Musikaren atea /Txikijazz


Los puertas Toriis del mundo sintoísta se utilizan como un elemento de transición, exentas de los muros, que marcan el límite entre lo cotidiano y lo sacro. Estas estructuras en forma de pórtico, conectan el mundo humano con el mundo espiritual y al atravesar su umbral las personas se adentran en el espacio sagrado, entrando en comunicación con los dioses y los espíritus.

A finales de los años noventa, celebrando el Camino de Santiago, a la manera de los Torii, el escultor Eduardo Chillida colocó una magnífica obra, titulada 'La puerta de la música' que se alineó con el templo gallego de la catedral para brindar homenaje al Obradoiro y saludar a su Apóstol.

 

La obra del escultor Eduardo Chillida, 'La puerta de la música', descansa sobre la hierba como un portal místico que emite sonidos peculiarmente metálicos cuando el viento la atraviesa y nos habla de esa dualidad musical entre el sonido y el silencio, que poco difiere de la relación existente en el arte de la escultura, entre la materia y el espacio y que tanto practicó el escultor donostiarra.

 


Los números, como las puertas torii del mundo sintoísta, son una puerta o principio del orden universal para establecer la igualdad, la simetría y en última instancia la estética de la proporción que está siempre presente en la obra del escultor, que inspiró nuestro taller en Chillida Leku, para aunar escultura y música, en esta bonita oportunidad que nos brindó el Txikijazz, dentro de los eventos del Festival de Jazz - Jazzaldia, para compartir en familia la música en la casa de Chillida.

 

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