> Campamentos en Chillida Leku


Este mes de julio, hemos colaborado con el Museo Chillida Leku en dos campamentos de verano, uno para jóvenes de 12 a 15 años y otro, para muy jóvenes de 6 a 11 años, en donde pudimos conocer de primera mano, la obra del escultor Eduardo Chillida, mediante el estudio y la observación directa de sus esculturas en Chillida Leku, así como la práctica de algunas de las técnicas utilizadas durante su extensa carrera. Además, con motivo de la exposición temporal 'Joan Miró en Zabalaga', pudimos analizar sus obras y su manera de hacer, buscando puntos de encuentro entre los dos artistas.

Los participantes pudieron acercarse a las obras mediante el dibujo, el collage en papel, la tinta, el moldelado con cemento, el tapiz... Estructuramos la semana en cinco ejes o temas que fueron: el vacío, la materia, el símbolo, el azar y las líneas.

El vacío y la materia fueron los días para Eduardo Chillida, el símbolo y el azar para Joan Miró y las líneas, el punto de encuentro entre los dos artistas.

 

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El vacío: Al pensar en la obra del escultor Eduardo Chillida hemos de reparar en la importancia de ese mismo vacío del ceramista o el espacio interior creado por la arquitectura. No podemos cegarnos por la belleza de las superficies y las formas y abstraernos del espacio que contiene.

 

La materia: Desde sus primeras obras, la materia cobra protagonismo en las formas de Chillida, a pesar de la importancia del vacío que habita sus piezas y el aire que contiene en su interior. En concreto sus mesas, a menudo sirven para rendir homenaje a sus propios ídolos y referentes, a través casi siempre de un solo material, que se expresa en forma de estructuras horizontales de carácter brutalista.

 

A través de símbolos, de naturaleza mística y espiritual se expresa la obra surrealista de Miró. En 1936, pronunció que cada grano de polvo poseía un alma maravillosa y que para comprenderla hacía falta recuperar el sentido mágico y religioso de las cosas. Así pues, a través de la experiencia artística, Miró introdujo la mística para plasmar su comprensión del vacío y de la existencia. Buscó una super-realidad a través de los sentidos, que podemos ver expresarse de manera aguda de cuadro en cuadro, en forma de constelaciones, astros (soles, lunas...), seres vivos de manera simbólica que tratan de integrarse en un todo, como en la vida misma.

 

El azar surrealista, nos vuelve a unir con los primeros oráculos griegos, tan presentes en los albores de nuestra civilización. Así también, como nos separa ligeramente de la racionalidad que conduce a esta misma civilización hacia el ocaso de sus guerras. En los años posteriores a la primera guerra mundial, los artistas surrealistas y dadaístas, prefirieron cualquier mecanismo de pensamiento alternativo a la lógica. Los artistas del azar fueron reaccionarios, al abrazar a la suerte, tratando de de-construir las mecánicas propias de un arte anterior sujeto a aquella lógica bélica, para crear un imaginario nuevo o tal vez tan clásico como la antigua Grecia.

   

Las líneas: A Chillida le llamaban la atención los dibujos de Miró. Allá por 1997, explicó que tras observar atentamente los dibujos del pintor, sus líneas, al contrario que las propias, eran siempre curvas convexas, y que esto cambió su forma de entender la línea y el espacio. Fue así, examinando la obra de Miró, como Chillida comprendió las características de su propia obra.

 

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