Al igual que para mover montañas, hace falta un enorme acto de fe, para generar el taller del lunes, hizo falta otro. A la conquista de una geografía, generamos montañas sobre globos, un poco a lo Mikel Barceló en Salermo, preparando huevas, peces y pulpos para la catedral de Mallorca. Modelamos pasta de papel a codazos, con las palmas y los puños, y finalmente improvisamos rodillos con los vasos, para estirar el material en una economía de medios encomiable. Este lunes pasado, nos centramos en las montañas que nos rodean, alejándonos del asiento urbano, acercándonos al paisaje y sus límites para sorprendernos con sus nuevas geografías montañosas, de desfiladeros, collados y txokitos, que ofrecieron a nuestros amigos periurbanos. Obejas, caballos y algun txerri, se pasearon por maushaus, a escala, eso sí, en busca de liquen del que alimentarse.
La reunión de todas estás topografías ideadas por los arkitxikis, dió como resultado un paisaje variado de mar y monte, en una regresión previa al origen de nuestra ciudad. Mañana más!
