Siguiendo con el curso, hemos llegado al taller de los huecos de fachada en los edificios, y sus ritmos. Entendidas las fachadas como partituras a base de llenos y vacios de distinta entidad, hemos musicado nuestros huecos mediante el metalófono, que es uno de los instrumentos cromáticos por definición, y que con su sonoridad, ha conseguido sorprender melodiosamente a nuestros arkitxikis con sus propias creaciones. La música como primer espacio efímero, ha demostrado su capacidad y su cercanía y similitud con la propia arquitectura, en un momento en el que ella misma juega a contraritmos.
Después hemos llevado la idea al extremo y como si de puras notas de color se tratase, hemos construido un equilibrio, con piezas de Kapla, que interpretado al organillo, sonaba alegre y agitado, como en las piezas de Nankarrow que resuenan todavía en la cabeza, caóticamente reverberando una vez tensionadas. Como siempre la lectura, esta vez de The big orange splot, y la ginkana para encontrar la merienda, hicieron del taller del ritmo algo para recordar, buena semana a todos!
Después hemos llevado la idea al extremo y como si de puras notas de color se tratase, hemos construido un equilibrio, con piezas de Kapla, que interpretado al organillo, sonaba alegre y agitado, como en las piezas de Nankarrow que resuenan todavía en la cabeza, caóticamente reverberando una vez tensionadas. Como siempre la lectura, esta vez de The big orange splot, y la ginkana para encontrar la merienda, hicieron del taller del ritmo algo para recordar, buena semana a todos!