Fotografía: Archivo smithsoniano americano. |
Marcel Breuer comienza su carrera abandonando la escultura, como carpintero prometedor en la Bauhaus. Convencido de la necesidad del trabajo experimental a gran escala, termina dirigiendo el taller de carpintería, con la intención de colaborar estrechamente con la industria en busca mayores facilidades. En 1924 alcanza el grado de arquitecto con dotes extraordinarias. Sin ninguna experiencia práctica en este campo, crea un tipo de edificio completamente nuevo destinado a ser reconocido universalmente en el futuro.
Se Asoció con Walter Gropius de 1928 a 1931 y vuelve a asociarse en el exilio americano, desde 1937 hasta 1941; momento en que abre su propio estudio en EE.UU. y otra sede en Paris, para la ejecución de los proyectos que desarrollará en Francia. De carácter netamente optimista, allá por 1926, tras la progresiva apertura y liberación de la materia, en sus diseños de mobiliario, vaticinó que un futuro las personas acabaríamos sentándonos en columnas de aire elástico! El valor de su particular arquitectura se debe en gran medida a la búsqueda de soluciones siempre dispares a los programas propuestos y su tendencia funcionalista, que pone de manifiesto su racionalismo de carácter expresivo y brutalista. Para Breuer la ejecución de un proyecto ha de atender a la estandarización y frente a las líneas estáticas de la arquitectura, promulgó el diseño de estructuras móviles y compartimentaciones, que no fuesen obstáculos ni para el cuerpo ni para el ojo.
Breuer creó líneas de mobiliario, acordes y compatibles con esta idea, donde el espacio y los objetos adquieren libertad de movimiento, se adaptan al cambio y adoptan todas las disposiciones y combinaciones imaginables. Para ello perfeccionó constructiva y funcionalmente los muebles y los espacios. “Todo objeto proyectado de una manera verdaderamente funcional debería de poder adaptarse a cualquier local, de la misma manera que cualquier organismo viviente, por ejemplo un hombre o una flor.”