Una diferencia sustancial que los arkitxikis detectan instantáneamente entre un parque y un jardín, es su posibilidad de juego instantáneo. Para desmentir este hecho y disfrutar de nuestros jardines al mismo nivel que dichos parques, hemos recorrido la historia de los laberintos, desde Ariadna y Teseo, hasta nuestros días pasando por Versalles. El diseño de los trazados vegetales, los pasadizos y las trampas, y el romanticismo de la espiral, con minotauro incluido, resultaron sorprendentes y entretenidos, evidenciando las bondades del parque de sombra, donde ahora sabrán divertirse.
A la par, de crear un parque, hemos intentado trasladar ese regusto vegetal a nuestros edificios, para lo cual hemos estudiado los jardines colgantes y las fachadas vegetales. En nuestra recreación la sensibilidad floral, se dejó notar y con sus manitas, los talleristas, plantaron la pauta de crecimiento por áreas, que les ayudase a imaginar la deriva en el tiempo de un sistema vegetal y sus consecuencias.
