> Maushaus loves Fray Eulate!


Fray Eulate es un Artista vasco, muy prolífico y experimental, perteneciente a la orden de los Franciscanos. Hombre de gran sentimiento sacro, este pionero de la pintura abstracta en Navarra, residió la mayoría de sus días en Olite, con la congregación, y dedicó sus días a la pintura como actividad principal. Llegó a producir una colección en torno a su obra, de unas 700 piezas, que oscilan entre lo concreto y lo abstracto, y que hoy se encuentra todavía en fase catálogo. El autor de las vidrieras de la basílica de Aranzazu , tuvo una formación temprana en la escuela de San Fernando de Madrid, donde recibe la influencia del también pintor Vázquez Díaz. A su vuelta, tras abandonar sus estudios, abraza la fe de Oteiza por el arte, y comienza su personal búsqueda de un lenguaje propio, el llamado “Sintetismo Expresionista”, de estilo sencillo y luminoso, que linda con el expresionismo abstracto americano, o incluso con el fauvismo. Cada cuadro o escultura, se convierte por tanto en una unidad de investigación plástica, donde transmitir su sentido de trascendencia, de esperanza y de paz, a la vez que plasmar el carácter de fortaleza y luminosidad que le caracterizó siempre.
Contaba el propio autor, que una noche, allá por 1964, soñó con una visión extraordinariamente apacible, desde lo alto de una montaña, desde donde se vislumbraba un horizonte de luz, de impactantes tonos primaverales, que acabaron marcando su mirada desde este, su sueño más maravilloso y pacificador. Desde esta coordenada onírica, Eulate trabajó el color y la luz, sin importarle mucho las calidades de los materiales, pintando sus trazos sin artificios, con económicos medios y materiales inmediatos al alcance de la mano, que en la urgencia del pintor, pueden convertir a un tablero conglomerado en un sublime lienzo. Fue un hombre bueno, todo un acontecimiento vital, ajeno al reconocimiento público y sin ánimo de vender su obra, pero imbuído de una mística poética, que se extendió a sus temáticas preferidas, que a pesar de tratar lo religioso, escapaba de los estereotipos clásicos de la pintura sacra. Xabier nos regaló, con ingenio, sus santas faces, como infinitas versiones de una sábana santa, zarzas ardiendo, postdiluvios, espacios para apariciones, maternidades, murales, vidrieras y poemas… Todo ese acúmulo de obras, es muy denso y lleva toda la carga de una obra espiritual, pero sin renunciar a la pura pintura. Eulate enarbola la luz como símbolo de Dios y le dedica su existencia, generoso y abundante. Deja un discípulo en Juan Ayesta y mucha tensión poética contenida en su obra y un gran vacío que sólo podrá ser llenado por su plástica fantástica. Mila esker Xabier!
Xabier Álvarez de Eulate,  (Donostia 1919, Bermeo 2012)

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