Pintura por Paul klee.
En el laberinto del minotauro, más te vale, Teseo, llevar un carrete de hilo, para desandar lo andado o sin más dejarte llevar en el laberinto y avanzar con la mano derecha tocandito la pared hasta encontrar la salida. En maushaus sin embargo no hemos tenido ni lo uno ni lo otro!. en nuestro particular taller de las medidas, hemos computado nuestros movimientos, en un encontronazo lineal contra el minotauro. Para realizar el laberinto, nos hemos basado en una malla exagonal, propia de los laberintos de espejos, sobre la que nos hemos trasladado en forma de muñequitos y nos hemos dispuesto unos obstáculos geométricos de cartulina, entre los que avanzar. Concintas de cartulina y tijeritas, medíamos, marcábamos y cortábamos, sobre el terreno, practicando así, las mediciones y las teselaciones propias del plano. Ha resultado el conjunto, muy variado de formas, con curiosas líneas quebradas, triángulos, exágonos, copos rombos y demás. Solo nos hemos salido del plano, con los dados de péntágonos, que han servido para, en forma de dodecaedro, repasar el taller des beaux arts, y brindar el azar, a una partida entretenida de juego de mesa, donde la reunión fue más interesante, que el estímulo de llegar los primeros. El miedo de ser atrapados por el monstruo micénico, les hizo tomar interesantes estrategias de movimiento, en grupo como cardúmenes, por el centro, o individuales movimientos periféricos, por los lindes del laberinto. La suma (+) total de las lanzadas de dados, por la unidad de celda por (x)el cambio de escala, es (=) lo que se movieron virtualmente. Tras vencer a la bestia, los arquitxikis repartieron los tesoros del minotauro, que este año se ha esmerado en hacerles cuadernitos, para la toma directa de datos en sus trabajos de campo, y en conseguirles ese rígido objeto que llaman reglas. El elemento arquitectónico, que se explica, a si mismo, en planta y por definición, nos regaló una estético-lúdica sesión de lunes, donde medir, se mezcló con medirse a uno, consigo mismo, dentro del laberinto.
En el laberinto del minotauro, más te vale, Teseo, llevar un carrete de hilo, para desandar lo andado o sin más dejarte llevar en el laberinto y avanzar con la mano derecha tocandito la pared hasta encontrar la salida. En maushaus sin embargo no hemos tenido ni lo uno ni lo otro!. en nuestro particular taller de las medidas, hemos computado nuestros movimientos, en un encontronazo lineal contra el minotauro. Para realizar el laberinto, nos hemos basado en una malla exagonal, propia de los laberintos de espejos, sobre la que nos hemos trasladado en forma de muñequitos y nos hemos dispuesto unos obstáculos geométricos de cartulina, entre los que avanzar. Concintas de cartulina y tijeritas, medíamos, marcábamos y cortábamos, sobre el terreno, practicando así, las mediciones y las teselaciones propias del plano. Ha resultado el conjunto, muy variado de formas, con curiosas líneas quebradas, triángulos, exágonos, copos rombos y demás. Solo nos hemos salido del plano, con los dados de péntágonos, que han servido para, en forma de dodecaedro, repasar el taller des beaux arts, y brindar el azar, a una partida entretenida de juego de mesa, donde la reunión fue más interesante, que el estímulo de llegar los primeros. El miedo de ser atrapados por el monstruo micénico, les hizo tomar interesantes estrategias de movimiento, en grupo como cardúmenes, por el centro, o individuales movimientos periféricos, por los lindes del laberinto. La suma (+) total de las lanzadas de dados, por la unidad de celda por (x)el cambio de escala, es (=) lo que se movieron virtualmente. Tras vencer a la bestia, los arquitxikis repartieron los tesoros del minotauro, que este año se ha esmerado en hacerles cuadernitos, para la toma directa de datos en sus trabajos de campo, y en conseguirles ese rígido objeto que llaman reglas. El elemento arquitectónico, que se explica, a si mismo, en planta y por definición, nos regaló una estético-lúdica sesión de lunes, donde medir, se mezcló con medirse a uno, consigo mismo, dentro del laberinto.